Durante los primeros años, todo el proceso era completamente manual. Los pedidos eran pequeños, muchas veces de apenas media docena de piezas, y trabajaba midiendo una y otra vez una misma muestra física. No había planos, ni dibujos técnicos, ni necesidad aparente de registros. El objetivo era claro: cumplir de forma rápida, precisa y confiable, aunque todo dependiera de la memoria y del tacto.
Pero entonces, algo cambió. Mi intuición se adelantó a los hechos. Empecé a preguntarme:
¿Y si algún día me piden cientos, o miles? ¿Cómo replicaré exactamente lo mismo si no tengo un sistema?
Ese fue el momento —sutil, pero trascendental— que dio origen a una nueva mentalidad. Comprendí que, si quería crecer, necesitaba documentar, sistematizar, crear un lenguaje visual propio. Y así, entre los años 2002 y 2003, tracé mi primer plano técnico a mano.
✏️ El nacimiento de los primeros modelos

Ese plano —hoy escaneado y resguardado como parte del archivo histórico de Indartec— representa mucho más que un intento técnico. Es el punto exacto donde dejé de ser solo fabricante para convertirme en diseñador, y donde mi taller comenzó a proyectarse como industria.
Los modelos incluidos en ese dibujo no eran ejercicios creativos al azar. Cada uno fue nombrado con una intención práctica, como una forma de identificar pedidos reales de clientes específicos. Por ejemplo:
“Cuello Arturo”, en honor al dueño de la joyería Sol y Luna, uno de los primeros negocios en confiar en mi trabajo. Aunque hace más de una década que no he vuelto a saber de ellos, aquel diseño sigue siendo un testimonio de esa etapa fundacional.
“Álvaro”, solicitado por un empresario ya retirado de la industria, quien en aquel momento solicitó un cuello de 3 a 4 cm mas alto que el mas pequeño que se le fabricaba hasta ese momento y fue con eso aumento en la cantidad de modelos que tome la decisión de registrar las medidas pues ya era mucho problema diseccionar los cuellos en cada nuevo pedido.
“Bary”, llamado así por la tienda del mismo nombre. Su gerente, Alexis, encargaba con frecuencia ese diseño en particular.
⚙️ Más que un plano: una visión que no sabía como evolucionaría.
En ese momento, yo creía que estaba consolidando mi forma de trabajo, cuando en realidad apenas estaba rascando la superficie para lograr la industrialización. Fue un proceso largo de ensayo y error que culminó con el dominio de técnicas de fabricación desarrolladas en mi propio taller y ejecutadas por un equipo bien capacitado, logrando así la producción de miles de exhibidores por proyecto con la ayuda de herramientas industriales tradicionales. Sin embargo, el esfuerzo humano no bastaba para garantizar estabilidad. El eterno ciclo de entrenar nuevos ayudantes en cada temporada alta y perder a los más capacitados en cada temporada baja terminó debilitando la estructura que había construido. Fue entonces cuando entendí que no podía seguir dependiendo exclusivamente de la mano de obra, y empecé a incursionar en la semiautomatización: al principio fue para auxiliarnos con el corte de algunas formas, pero con el tiempo se convirtió en la única alternativa, tanto para pedidos pequeños como para la producción en masa. Así fue como entramos de lleno en la construcción y uso del router y el láser CNC.
— Nicolás Torres
Indartec Factory
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